domingo, 20 de noviembre de 2016

METAMORFOSEANDOME...

Este blog tiene hasta hoy 319 entradas. 320 con esta que estoy escribiendo...

Podría empezar hoy diciendo que hace 319 entradas yo era otra persona. No, no me he hecho la cirugía estética ni he hecho un viaje astral ni nada por el estilo. Simplemente ha pasado el tiempo (9 años y pico) y ahora ya no estoy en los veinti-muchos sino en los treinta-y-bastantes y ciertamente, veo las cosas desde otra perspectiva.

El año que fui consciente de que llevaba el mismo tiempo siendo adulta del que había vivido en la niñez oficial, mi cerebro se puso a darle vueltas a todo, pero el proceso empezó bastante antes, cuando hacia los veintipocos algún chaval me llamó "señora" por primera vez. Más adelante me salió mi primera cana, hecho que recibí como una simpática curiosidad. A estas alturas, ya me llama señora casi todo el mundo e incluso gente mayor que yo me habla a veces de usted. Me he arrancado no una, sino más de 100 canas, aunque aún no necesito teñirme el pelo porque he descubierto que eso que decían de que si te arrancas una cana te salen 7 es una leyenda urbana (si eso fuera cierto, yo tendría el pelo ahora mismo más blanco que mi abuela). Y vale que en general suelen echarme menos años de los que tengo, pero una nació el año que nació y ahí no hay vuelta de hoja.

No me he adaptado bien a las nuevas modas de las redes sociales y eso ha hecho que me quede un poco al margen. No entiendo el facebook, no me gusta publicar fotografías ni escribir comentarios públicos (y por públicos yo entiendo que los puede leer tanto un amigo a quien iba dirigido el comentario como todos mis demás conocidos, amigos y familiares que son "amigos" de la red social) de temas que hablaría en privado mucho más tranquilamente. Twitter sí me ha interesado durante un tiempo, pero últimamente descubro con pena que me estoy haciendo cibernéticamente asocial. Incluso tengo un poco-bastante abandonado el foro de bookcrossing.

sábado, 16 de julio de 2016

REFLEXIÓN(ANDO)

Decir que el mundo está loco no es mucho decir. No más que decir que cada uno de nosotros estamos trastornados.

Y es que la única verdad es que cada día pasan cosas, a pequeña o gran escala, que transforman nuestra realidad interior y exteriormente. Una sola persona puede hacer mucho daño, pero también mucho bien. Hay gente que lo demuestra a diario.

La vida humana es frágil. A veces me sorprende la resistencia de algunas personas y cómo otras, sanas y fuertes pasan a otro estado en cuestión de segundos. Hacemos planes a medio o largo plazo sin pensar que quizás nunca lleguemos a cumplirlos. Pero es que la vida sin metas, sin planes, sin objetivos se haría tremendamente tediosa...

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sábado, 16 de enero de 2016

SECRETOS A VOCES

Me han contado algo que es súper-secreto y que no puedo contar a nadie... Especialmente a la persona a quien afecta el "secreto". Es de esos secretos tan secretos que sólo lo sé yo, la persona que me lo ha contado y la persona que se lo contó a ella. Sin contar, por supuesto a las personas afectadas... En fin, un secreto de esos tan secretos que al final lo sabrá todo el mundo... Pero ojo, las personas afectadas deben seguir creyendo que sólo lo sabe la persona de "confianza" a quien se lo contaron... De tanta tanta confianza que ha llegado hasta mí, que teóricamente no la tengo...

Me recuerda a ese episodio de Friends en el que "nadie sabía" que Mónica y Chandler estaban liados.

Muchas veces hay cosas que no queremos contar. Pero las contamos. A alguien muy íntimo. Confiamos algo que está en nuestro interior a esa persona que nunca nos fallará... Pero resulta que a veces esa persona también tiene necesidad de contar ese secreto que le hierve las entrañas... Y nuestro "secreto" se propaga como una tela de araña, y seguimos ingenuamente arrastrando con el peso de no hablar cuando realmente la mayor parte de nuestros conocidos más cercanos (o no tanto) se han enterado por un sitio u otro.

A ver cómo narices disimulo yo luego la cara de sorpresa cuando me den oficialmente la noticia. Personalmente creo que la cara de sorpresa la más difícil de poner sin sentirla.