La infancia difícilmente te prepara para la vida adulta.
Un
niño pequeño no está preparado para procesar según qué cosas, así que
los adultos tendemos a simplificárselas. Y como simplificar tiene
bastantes inconvenientes, llegas a la vida adulta pensando que los
buenos siempre ganan y triunfa la justicia cuando resulta que las cosas
no son así. Un mal buen día creces y tomas conciencia
de que si bien las consecuencias de tus travesuras o errores de la
infancia solían ser en mayor o menor medida perdonadas o castigadas, los
castigos que ofrece la vida adulta son bastante menos benevolentes por
regla general, y que (por desgracia) el perdón está tan mal repartido
que no suele llegarle a quien realmente lo merece.
Lo
mires por donde lo mires, la infancia está tan protegida (teóricamente)
como desprotegida una población que, maltratada y saqueada por sus
gobernantes y coartada por las leyes que a diario se dictan según exige
el guión represivo que los mercados escriben, clama una justicia que no
suele obtener...
Hay
guerras veladas, incruentas (por aquello de que no hay disparos y no se
derrama sangre) en cada barrio, pueblo, empresa... Guerras frías, de
esas que parece que no van a estallar nunca y que un día llegan a
cobrarse varias decenas de puestos de trabajo o viviendas sin que nadie
haga eco de ello. Pulsos mantenidos a diario, intentando luchar por
Centros de trabajo, hogares o asociaciones. Hay mucha gente realizando
acciones no violentas y reprimida por leyes injustas y sacadas de la
manga, escritas a vuelapluma y sin pararse mucho a pensar en el odio
inmenso que generan...
Ya
no veo las noticias. Hace mucho que prácticamente sólo enciendo la
televisión para poner series de ficción. Porque creo que la realidad la
ha superado hace ya mucho tiempo...
Veo
a diario a gente que deja de luchar, que ha llegado al punto de pensar
que no hay nada que hacer, que hagan lo que hagan las cosas van a seguir
igual... o peor. Que se aferra a puestos de trabajo sin casi derechos y
haciendo todo lo que les dicen porque "al menos tienen trabajo"...
Y
yo, con todo mi idealismo y mis (cada vez menos) energías, asisto
impotente a ese triste espectáculo en el que los malos nos llevan mucha
ventaja y los buenos, de tan buenos que son, parecen tontos...
Si queremos mantener al menos nuestra dignidad, hay que seguir peleando.
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