sábado, 6 de junio de 2015

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Hace un mes y pico que lo que ponía en este post ha dejado de ser cierto. Primero porque desde diciembre cumplí un año más y segundo porque ya no son 4 sino 3 los abuelos que tengo :(

Cuando pierdes a alguien cercano, sobre todo si ya estaba ahí antes de que tú nacieras, pasan muchas cosas en tu cabeza. Porque cierto es que era "ley de vida" y que estaba claro que "nadie es eterno"... pero cuando alguien así se va, eres más consciente de la volatilidad de todo cuanto te rodea.

Escribo estas líneas desde el realismo más que desde la tristeza... Hace ya varios años que mi abuelo no era mi abuelo. Al menos no ese abuelo que yo recordaba en mi cabeza: siempre trabajando y dedicado a su mundo mental. Hacía algunos años había dejado de escribir, de dar conferencias y cursos e incluso de pensar con claridad y ser coherente... En el año 2008, antes de que este proceso empezara le dijo a mi madre justo antes de intervenir en unas jornadas: "Soy ya muy mayor, ojalá tuviera 10 años menos"... y parece ser que a partir de ahí empezó el declive. Decidió jubilarse al año siguiente, ya con 85 años y en poco tiempo fue convirtiéndose poco a poco en la persona que murió el día 24 de Abril.

Desde ese momento, en su cabeza ganaba el premio planeta cada poco tiempo y le tenían que entrevistar en la televisión y le estabas tapando el plano al cámara. O te decía que tenía casi apalabrado con su editor un nuevo libro muy interesante que sin duda iba a causar furor en el mundo científico. O le invitaban a dar un curso en Argentina. Decía eso muchas veces a la vez que te preguntaba que quién eras tú. O te decía que cómo podías ser la hija de tu madre, si tu madre era aún muy joven... Alguna vez llegó incluso a presentarse en su antigua oficina en bata y zapatillas porque había quedado con un periodista para que le entrevistara y el portero le acompañó hasta allí, donde la mujer de la limpieza le devolvió amablemente a su casa, que está a la vuelta de la esquina...

Durante estos años en que he vivido ese proceso de cambio en él, no lo quise ver. Mi abuelo, que en otros tiempos contaba interesantes anécdotas reales de viajes a otros países para dar cursos o de apariciones en programas de televisión. Siempre tan correcto, tan enamorado de mi abuela y con sus peculiaridades, para qué negarlo, de verdad se había hecho mayor. De verdad, a pesar de que nunca lo fue. Él que siempre nos contaba riéndose que cuando se fue a dar de alta como editor con casi 80 años, la gente que tenía que hacer dicha gestión se sorprendía de que aún estuviera en activo y con proyectos de futuro... de pronto un día empezó a confundir las ideas y su mente, siempre tan brillante, se fue apagando poco a poco...

Mi abuelo, tan parecido a Don Quijote físicamente, por su triste figura y su barba blanca, acabó sus días en un mundo imaginario.

Las vidas largas permiten sin duda hacer muchas más cosas, tener mucho más que contar. Sin embargo, también se terminan y se dejan en el tintero otras cosas por hacer. Proyectos. Todos tenemos proyectos, independientemente de nuestra edad. Ideas a medio desarrollar que nunca se materializan... Y gente que nos quiere y nos echa de menos...

Sirva este post de homenaje a mi abuelo que vivió 90 años y medio.