Para que haya días excepcionales o dramáticos, necesitamos los días tranquilos.
Los días tranquilos son el tronco de nuestro árbol, del que brotan las ramas, hojas, flores y frutos... en el que surgen las cicatrices...
Los días tranquilos son los que equilibran la balanza de nuestra vida, los que nos permiten reflexionar y tomar aliento, reponer fuerzas y retomar las ganas de seguir adelante...
Cuando el día a día se convierte en una incesante sucesión de desgracias o noticias desalentadoras, la vida se hace insoportable...
Cuando todo es bueno y maravilloso y no te encuentras con contratiempos, resulta que no te merece la pena luchar y te acomodas...
A mí me gusta la variedad. Días tranquilos, días geniales y días desastrosos... Son básicamente la sal de la vida, pero en la justa proporción de cada uno de ellos ;)
No hay comentarios:
Publicar un comentario