Me pasa mucho últimamente que empiezo a escribir un post y no lo acabo.
En general me pasa con casi todas las ideas: fluyen por mi cabeza, dan un paseo por allí, se modifican, intentan materializarse en un discurso con cierta coherencia y finalmente mueren antes de ser transmitidas por ningún medio...
Quiero decir muchas cosas que no digo. Pero las pienso... vaya si las pienso... tanto que a veces da vértigo decir según qué cosas a según qué personas y sobre según qué temas... Así que se diluyen, se volatilizan, se evaporan... y pasan a formar parte de la atmósfera que me rodea.
Con lo que a mí me gusta escribir, podría aprovechar para darle a mi vena literaria, pero nunca conseguí acabar una novela... Cuando empiezo la tarea de redactar, los personajes se me rebelan: se niegan a ir donde les pido, a hacer lo que les digo que han de hacer, discuten conmigo y al final, la redacción resulta imposible. Salen argumentos tan enrevesados que jamas conseguí hacer más de 20 páginas seguidas. En el último relato que escribí, en apenas 5 páginas y media el personaje me dijo que no le daba la gana de hacer nada más, y ahí le dejé al pobrecillo, sentado pensando...
Esta especie de bloqueo creativo, parálisis ideatoria la denominaría yo, tiene mucho que ver con los tiempos que vivimos... o simplemente con que la edad adulta me sentó pero que muy mal, y después de tanto tiempo instalada en ella, me pasa como a mi personaje... tanto pararme a pensar no ayuda nada a ser efectiva.
Y de tanto pensar y pensar, como iba diciendo, los posts se me quedan a medias... Para muestra un botón: así se quedó el post anterior en borradores; le he dado hoy a publicar. Creo que el día que lo escribí, debí darle a publicar directamente, pero ha tenido que transcurrir casi un mes para que lo hiciera...
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