domingo, 22 de septiembre de 2013

La vida tiene una duración limitada. Todos lo sabemos, lo aceptamos y seguimos adelante...

Sin embargo hay ocasiones en las que una vida se extingue y nos viene a recordar que todas las vidas, incluida la nuestra propia, se extinguirán en un momento u otro...

Hay formas y formas de dejar de existir. Algunas rápidas, otras lentas... Unas repentinas, otras largas y dolorosas...

Y no hay bálsamo para el dolor, no hay formas abreviadas de pasar un duelo... Y el tiempo solo nos ayuda a apilar días sin esa persona y a que, poco a poco todo se diluya... Todo menos esa sensación de que falta alguien, de que ya siempre va a faltar alguien...

1 comentario:

cocodras dijo...

El duelo hay que pasarlo, aunque creo que no nos preparan para ello. A mí me ayuda pensar que cada fallecimiento es una herida. Duele, pica, tira la piel, hasta que sana y nos deja cicatriz. Cuando la persona ha sido importante en nuestra vida, la cicatriz estará siempre ahí para recordártela.