lunes, 24 de abril de 2017

TSUNDOKU

Desde que tenía uso de razón había vivido rodeada de libros, por eso él pensó tener el regalo ideal para ella.

Nunca entendió por qué, tras abrir el paquete y descubrir aquel e-book de último modelo, en lugar de la reacción que él habría esperado, recibió una sonrisa inexpresiva y unas palabras educadas. 

Ella y el e-book no congeniaban. Las estanterías seguían repletas de libros pendientes de leer y mantenía su costumbre de comprar libros de papel cada poco tiempo. Al pasar los años, los libros se acumulaban por cientos, pues no conseguía un ritmo lector adecuado a sus ansias de literatura.

Él nunca la entendió, por eso finalmente decidió irse, llevándose el e-book que él encontraba tan práctico y ella tan prescindible.

Ella nunca percibió que se habían ido de su lado.

1 comentario:

Cocodras dijo...

No sabes qué identificada me siento... bueno supongo que sí lo sabes jajaja. Encendí mi ereader hace dos semanas por primera vez en... un año quizás. Más que tu protagonista, pero no tanto como para echarlo de menos.
Un abrazo.