martes, 9 de noviembre de 2010

IMPLANIFICABLE

Siempre he sido una adicta a la organización... desordenada, pero puntual, constante a ratos, pero cumplidora...

Tengo al menos un reloj en cada habitación de la casa (excepto en los baños) y tres calendarios en sendas habitaciones de la casa...

Siempre supe planificarme el tiempo para salir a la hora de casa y llegar al destino con tiempo de sobra. Me gusta llegar pronto o puntual, no tarde...

Sin embargo desde que el peque llegó a mi vida, me he dado cuenta de que no hay nada que, a partir de ahora, pueda planificar... Mi vida es un desorden puro... no sé qué momentos voy a tener libres, ni si los voy a tener... me cuesta horrores llegar a las 11:45 al pediatra y no quiero ni pensar en cuando tenga que retormar horarios de persona normal... espero que, para entonces, nos hayamos centrado un poco los dos... pero aún así, cada vez tengo más claro que mi trabajo ya no es el centro de mi universo...

2 comentarios:

martiks dijo...

yo pensaba lo mismo y ahora lo estoy consiguiendo. Come cada 4 horas y siempre a su hora. Se intenta que duerma después de las comidas con lo que se sabe a que hora se va a despertar más o menos. Parece mentira pero a los 4 meses los horarios se han regulado. Un beso y no desesperes, en dos semanas ya habrá cambiado todo

Cristina dijo...

Joooo qué linda la última frase :-) qué emotiva!me gusta leerte.
Un beso