Supongo que de los cuentos clásicos, moralejas aparte, pueden extraerse muchas enseñanzas. También, incluso, pueden servirnos para ilustrar el por qué de nuestras decepciones o de todo lo que esperamos en la vida...
Cuando era pequeña, me hicieron creer que si seguía el camino marcado, conseguiría todo lo que me propusiera. Sólo necesitaba constancia y esfuerzo, y las recompensas llegarían por si solas...
...Y así crecí, transitando el camino de baldosas amarillas creyendo que estaba a salvo de todos los males...
Poco a poco fui dándome cuenta que, junto a mi camino de baldosas amarillas había otros de diferentes colores y que el mío, que tan claro parecía al principio, se bifurcaba y ofrecía tantas posibilidades como jamás imaginé.
El tiempo me ha ido enseñando que, tal y como descubrió Dorothy al final del camino, no hay ningún mago en Oz, y que, por tanto, no hay soluciones mágicas a los problemas cotidianos.
Nadie me advirtió de que los caminos perfectamente trazados, a veces encuentran baches o barreras que hay que superar con esfuerzo, y que uno no dependende solo de sí mismo, pues viviendo en sociedad lo que hagan los demás repercute en tu vida mucho más de lo que te gustaría...
Y luego están todas esas experiencias, circunstancias y personas que te cambian la perspectiva y reorientan tu rumbo... de repente resulta que aquel camino marcado con final claro que creías tener, te lleva a los lugares más insospechados...
...Y estoy por afirmar que, en resumen, esa es la grandeza y la tortura de la vida: reinventarse a cada segundo para tener una existencia plena...
1 comentario:
¡Estoy totalmente de acuerdo contigo! Me encantó tu post. Caminar no asegura llegar a tu destino, solo asegura que no te quedarás quieto en el punto de partida.
1bsto y buena semana!
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