CENA A LA LUZ DE LAS VELAS...

El pasado domingo nos regaló una tarde de lluvia y fresquito muy poco frecuente en esta época por estas tierras. Como a muchos otros me encanta la lluvia, y aunque prefiero dejarme empapar por la lluvia en plena calle, esta vez me contuve y me limité a observar el agua detrás del cristal... Pero no fotografié la tormenta, la guardé en mi retina para la posteridad...

El tiempo pasó y las gotas seguían regalándonos su melodía acuática y su característico aroma a tierra mojada... hasta que se marchó, y con ella la electricidad.

Estaba anocheciendo aún, eran aproximadamente las 20:45, y a pesar de que continuaba nublado, había algo de luz en el horizonte....

Poco a poco y sin darnos cuenta, la claridad se nos fue, y nos dejó un paisaje insólito y poco frecuente: La oscuridad en casa y en la calle, y la luz en el polígono industrial de al lado y al fondo de nuestra calle.

La falta de electricidad anuló nuestras posibilidades de hacer la cena que teníamos planeada, pues no podíamos cocinar, así que cambiamos de idea y nos comimos un par de sandwiches a la luz de las velas...

Siempre me encantaron las velas, así que por todos los rincones había velitas de colores y formas diferentes, candelabros con diseños originales (también velas-rana :D, pero esas no las encendí ;) ), así que en un momento nuestra oscuridad se transformó en un ambiente íntimo, y acogedor, y disfrutamos el apagón como una nueva experiencia... El color de la llama de las velas da al ambiente una dimensión especial...

La luz volvió a las 23:30, y para entonces habíamos llevado a cabo casi todas las tareas que teníamos planificadas. Sin luz también se puede vivir :) (El único problema era la nevera, la plancha, el ordenador... :P)